El Madrid De Los Austrias
Essay by don • October 12, 2011 • 5,349 Words (22 Pages) • 1,337 Views
LA ÉPOCA DE LOS AUSTRIAS
Durante los casi dos siglos (1516-1700) que la dinastía de los Habsburgo rigió en el territorio de la actual España, se logró la hegemonía española en Europa, pero también se llegó, décadas después a la quiebra de la Hacienda española. Esto se debió principalmente a una mala gestión económica y monetaria que hizo que España llegase a depender totalmente del oro y la plata americanos para mantener el sistema económico, y cuando se empezó a reducir la cantidad de metales preciosos procedentes del Nuevo Mundo, la Hacienda española entró en quiebra.
Los Austrias continuaron la tarea de concentración de poderes emprendida por los Reyes Católicos e implantaron la monarquía absolutista en España.
Quizá fue con el primero de los Austrias, Carlos I, con quien la monarquía hispánica alcanzó su máximo esplendor, tanto territorial como económico y militar. Sin embargo, pese a ser, con permiso del turco Solimán el Magnífico, el hombre más poderoso de su tiempo, no supo regir bien ni los territorios maternos, que no acataron ser gobernados por quien a la sazón era un extranjero, ni los paternos, que se le rebelaron por motivos religiosos. Tras su abdicación, legó a su hijo Felipe, junto a los territorios hispánicos y las posesiones italianas, una herencia envenenada, que tendrá después buena parte de la culpa de la crisis sufrida por la monarquía española: Flandes.
Este pequeño territorio ocasionará quebraderos de cabeza a los monarcas hasta que se les conceda la independencia en 1648 bajo el reinado de Felipe IV. Durante las sucesivas guerras con los holandeses se emplearon unos mercenarios a los que luego habría que pagar la soldada y, ante la falta de plata americana, se empezó a utilizar cobre en las monedas, lo que supuso un gran aumento de la inflación y una subida de precios que termino en la ya mencionada crisis del s.XVII.
Felipe II, se centró en mantener íntegros y seguros los territorios heredados de su padre y, sobre todo, defender la fe católica frente al enemigo protestante y frente al Turco. Únicamente añadió a la monarquía Portugal por herencia directa.
Los dos reyes que siguieron a Felipe II delegaron sus poderes en manos de validos, que no supieron hacer frente a las guerras y sublevaciones que acaecieron durante su gobierno, por lo que tuvieron que ceder varios de sus territorios a potencias europeas.
Finalmente, el período de reinado de los Habsburgo en España se cerró con Carlos II "el hechizado", un rey enfermo que no supo hacer frente a Francia y que, al morir sin descendencia, provocó un conflicto armado: la Guerra de Sucesión, que acabó con un Borbón, Felipe V, ocupando el trono hispánico.
Por otra parte, durante el gobierno de los Austrias se conquista de América, que contribuyó al mantenimiento de la economía y hegemonía militar durante más tiempo.
MADRID EN LA ÉPOCA DE LOS AUSTRIAS
Madrid antes de ser Corte
Al inicio de la Guerra de las Comunidades, Madrid quedó dividida en dos bandos: por un lado la Junta Comunera, que tomó el control del Concejo; y por otro los fieles al Rey, entre ellos nobles madrileños y la guarnición del Alcázar. Tras el fin de la revuelta, al haberse declarado en rebeldía una parte de la población pero otra no, no cabía motivo para un castigo real como el aplicado a otras ciudades.
En 1542, un incendio destruye en parte la Puerta de Guadalajara, y Carlos I ordena su derribo, para desahogar el tráfico en la calle Guadalajara, la más notable de la Villa. Había que dejar paso al crecimiento urbano.
En 1550, reside Carlos I en el Alcázar de Madrid y ordena la ejecución de reformas, que hicieran del viejo castillo un palacio renacentista.
La Capitalidad
En el año 1561, Felipe II comunica al Concejo de Madrid su decisión de trasladar la Corte a la Villa del Manzanares.
Castilla no tenía un lugar fijo residencia de la Corte, sino que se trasladaba allí donde fuera el Rey. Era una práctica incómoda y cara a la que había que poner fin.
No se conocen las razones exactas por las que el rey se inclinó por Madrid en vez de por Toledo. Aquí presentamos algunos argumentos posibles:
Toledo era detestada por Isabel de Valois, y se podían producir roces entre la Corte y el Arzobispado, debido al poder cardenalicio. El pueblo toledano se molestaría con el aumento de precios, y para colmo de males, la ciudad carecía de acceso fácil al agua.
Dado el gran crecimiento de la Corte, se necesitaba un lugar que poder adaptar a las necesidades. Madrid era un terreno llano, muy propicio para la construcción de vías rectas y anchas, y con fácil acceso al agua. El Rey no era presionado ni por la nobleza madrileña, muy poco poderosa, ni por el clero, que no tenía diócesis en la ciudad. Madrid estaba situado en el centro del territorio, dónde confluían las principales vías de comunicación.
El plan de mejoras urbanísticas emprendido por el Concejo al saberse Madrid capital y llevado a cabo por Juan Bautista habría resultado coherente de haberse realizado en poco tiempo, pero las obras se llevaron a cabo lentamente y entre dificultades, con lo que su valor se vio mermado. Uno de los mayores responsables de este fracaso fue la Corona, que después de haber espoleado tales reformas, se fue desentendiendo.
Con la capitalidad, llega a Madrid un gran número de cortesanos, que traen consigo la necesidad de un alojamiento. Ante la falta de posadas, Felipe II promulga la "Regalía de Aposento", un edicto por el cual todas las casas que tuviesen más de una planta, deberían ceder una de las mismas a una familia cortesana.
De los 20.000 habitantes de 1561, Madrid pasó, en cuarenta años, a casi 100.000. Este espectacular aumento demográfico, al no verse acompañado de las necesarias reformas, produjo efectos negativos en la ciudad.
Otra consecuencia negativa de la nueva condición madrileña fue el estado de sus calles, que junto a la falta de higiene, la suciedad y el hedor hicieron de Madrid la capital europea más sucia.
Organización Política
A partir de la obtención de la capitalidad, Madrid se convirtió en el centro político y económico de los reinos peninsulares, y muchos organismos públicos y eclesiásticos trasladaron su sede a la capital.
Esta transformación sólo benefició a determinados estamentos de la sociedad madrileña.
El Ayuntamiento quedó reducido a una función representativa,
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